El año pasado fue un año bastante complicado para mi. No quiero ser demasiado insistente o pesado con las cosas que me han estado pasando o las decisiones que he tomado. Pero me gustaría terminar de hablar de ello antes de seguir adelante y hablar de otras cosas, y de mis planes de futuro. Por eso he pensado escribir un par de entradas resumiendo las cosas que me han podido pasar este año, tanto lo malo como lo bueno. Así de esta manera cierro esta serie de posts de «puesta al día», y también de alguna forma cierro esta etapa de mi vida para empezar a hablar del futuro.
Este es un listado no exhaustivo de las cosas que me han pasado este año. La idea es escribir un par de entradas más detalladas entrando al trapo en cada punto.
Vamos primero con lo malo y luego con lo bueno, así nos despedimos con un buen sabor de boca 😉
- No tengo dinero. Parece bastante lógico, siendo que no tengo trabajo. El dinero no da la felicidad es algo que todos sabemos (o creemos saber), pero no es menos cierto que sin dinero es más difícil ser feliz.
- Tengo ansiedad. Pues sí, supongo que será algo derivado del hecho de no estar ganando dinero ahora mismo. Me cuesta dormir por las noches y siento que vivo bajo presión.
- He perdido amistades. De nuevo, tal vez sea algo derivado de lo anterior, pero lo cierto (y triste) es que siento que he estado descuidando muchas de mis amistades últimamente. Creo que es difícil entregarte a los demás cuando no estás del todo bien contigo mismo,
- Dudo de todo. No sé hacia donde me dirijo ahora mismo. Bueno, lo cierto es que tengo un plan, pero mentiría si dijera que estoy seguro de él al ciento por ciento. Así que de momento, por desgracia me atenaza la duda.
- Me cuesta comprometerme. Cuando no sabes lo que va a pasar con tu vida es difícil adoptar compromisos con la gente que te rodea, ¿no os parece? Cuesta más comprometerse cuando no estás seguro de lo que va a pasar.
Y ahora vamos a por lo bueno, que por fortuna también lo hay (ya sabemos que todo tiene dos caras).
- Soy libre. Sin lugar a dudas, es la mejor de las sensaciones desde que decidí emprender mi propio camino. Me siento libre, sin ataduras y sin la obligación de rendir cuentas a nadie. Aunque eso sí, siento al mismo tiempo una gran responsabilidad.
- Elijo mi propio destino. Como consecuencia de lo anterior, siento que estoy trazando mi propio camino y eligiendo mi propio destino.
- Me siento realizado. Es una sensación maravillosa el sentir que estás haciendo aquello que tienes dentro, y en lo que crees. Aún no he logrado nada en cuanto a los resultados y objetivos que me he propuesto, pero con lo poco que llevo ya puedo decir que me empiezo a sentir realizado.
- Creo en lo que hago. Antes hacía las cosas porque se suponía que tenía que hacerlas. Ahora las hago porque creo en ellas. Y eso no tiene precio.
- Estoy construyendo un futuro mejor. Pues sí, aunque ahora las cosas no me estén yendo del todo bien, creo firmemente que en el futuro todo cambiará. Esa llama es la que me mueve y me llena de confianza: la esperanza de creer que estoy construyendo un futuro mejor.
Como veis, un poco de todo, malo y bueno. Pero todo muy apasionante. Intentaré detallar un poco más cada punto en los próximos posts. ¡Hasta la próxima!
¿Qué ha sido de ti Javier?