Hacer que las cosas sucedan

Hoy voy a profundizar en la importancia de HACER que las cosas sucedan. Ya comenté en un post anterior que las cosas raramente suceden porque sí, aunque a nosotros nos lo pueda parecer.

Las cosas en general suceden porque tienen que suceder, es pura ley de vida y asociada al paso del tiempo. Pero QUÉ cosas suceden exactamente es algo que depende en gran medida de nosotros mismos. Me explico: si no hacemos nada, si no intervenimos en los acontecimientos, pasarán cosas igualmente, porque como es lógico, con el paso del tiempo, las cosas van sucediendo. Nuestro vecino se comprará un coche nuevo porque lo necesita, nuestro compañero de trabajo se irá de vacaciones este fin de semana porque le apetece desconectar, etc…

Ahora bien, está en nuestras manos el poder intervenir en los acontecimientos. Si intervenimos en el proceso natural de las cosas, podremos ejercer nuestra influencia y participar en el rumbo de los acontecimientos. Imaginemos que tenemos un coche de segunda mano del que nos queremos deshacer… ¡podemos tratar de vendérselo a nuestro vecino! O si tenemos una casa en la montaña, ¡dejarle las llaves a nuestro compañero de trabajo!… Si nosotros no intervenimos, las cosas sucederán igual, pero con nuestra participación, podemos influir en el proceso, y por qué no, también ganar algo a cambio…

Esto mismo exactamente ocurre con todas las cosas que son susceptibles de hacernos felices.

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Ya lo he dicho otras veces, ser felices está en nuestras manos. Y si está en nuestras manos, ¿por qué no tratar de serlo?

Ojo, esto no significa que luego vaya a suceder todo según nuestros deseos… pero lo que sí es seguro, es que si no hacemos nada, es muy poco probable que suceda lo que nosotros queremos.

Así que ya sabéis…  ¡¡A hacer que las cosas sucedan para hacernos felices!!

Una respuesta a “Hacer que las cosas sucedan”

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