En el último post hablaba de la zona de confort.
Éste es un término muy de moda en determinados contextos, particularmente entre emprendedores, otro de los términos que por cierto están de moda, gracias particularmente a la crisis. Básicamente, hace referencia al hecho de que, para tener éxito, es necesario llevarnos al límite de nuestras habilidades, cruzar esa frontera, y descubrir el universo de riqueza que se encuentra en lo que hoy nos es desconocido.
¿Qué es la zona de confort?
La zona de confort es un concepto etéreo, ya que es totalmente subjetivo y depende de cada persona. Básicamente, se denomina así al conjunto de cosas que hacemos sin que nos suponga un esfuerzo considerable.
Imaginemos que tuviéramos que trazar unos límites a nuestras habilidades, a nuestra capacidad. Nos esforzamos en una tarea y profundizamos en ella, pero siempre dentro de lo que ya conocemos y de nuestra experiencia adquirida en el pasado, sin rebasar nunca el límite de nuestra propia destreza. Ese espacio, entre nosotros y el límite, sería nuestra zona de confort.
Pongamos un ejemplo empresarial para ilustrar este concepto.
Imaginemos que somos panaderos. Somos unos expertos haciendo barras de cuarto estándar, de las de toda la vida. Las hacemos tan bien que somos capaces de hacerlas más rápido que nadie en el barrio, y por eso nuestro negocio funciona mejor que los demás. Un buen día, notamos que las ventas empiezan a bajar, y descubrimos que es porque el panadero de la competencia está vendiendo unos panes de cereales que a los clientes les encantan, porque son novedosos y están deliciosos.
Nosotros no sabemos hacer pan de cereales, porque nunca lo hemos hecho, así que llegados a este punto, se nos plantean dos posibilidades: seguir haciendo pan blanco, o aprender a hacer pan de cereales.
En este ejempplo, el pan blanco es nuestra zona de confort, es la habilidad que dominamos con destreza. El pan de cereales nos asusta, nos impone, dudamos de si seremos capaces de hacerlo. Es más, probablemente maldigamos un poco nuestra suerte, pensando que en qué mala hora al vecino se le ocurrió empezar a vender pan de cereales. ¡¡Con lo bien que nos iba!!
En esta situación, la realidad es que un gran porcentaje de los panaderos no saldrían de su zona de confort y seguirían haciendo pan blanco… Bien porque no confian en sus capacidades de adaptación, bien porque se aferran a un pasado exitoso, bien porque el miedo les paraliza… pueden ser muchas razones.
La realidad es que esta postura está abocada al fracaso. Además, es una postura totalmente equivocada, ya que si lo pensamos bien, ese mismo panadero ya tuvo que aprender en su día a hacer pan blanco.. y si lo consiguió, ¿por qué no lo iba a conseguir ahora?
Pongámonos ahora en el punto de vista del vecino panadero competidor. Antes él veía como, hiciera lo que hiciera, nunca conseguía levantar el negocio a base de vender pan blanco, porque su vecino trabajaba mejor y más rápido, fruto de su mayor experiencia. ¿Qué hizo entonces este panadero? Decidió él mismo innovar, hacer algo distinto, y tratar de sacar ventaja por otro lado. Le podría haber salido mal, y de hecho muy probablemente los primeros panes de cereales que hizo serían desastrosos, Pero a base de experiencia, consiguió posicionarse en el mercado.
¿Y cómo lo consiguió? Efectivamente, saliendo de su zona de confort.
La necesidad de salir de nuestra zona de confort
Aunque es pesado, díficil y aterrador necesitamos salir de nuestra zona de confort.
En nuestra zona de confort, no hay cabida para la sorpresa. Es terreno conocido en el que somos los amos. Lo malo de eso, son dos cosas.
La primera, que en una zona en la que ya hay un amo, es difícil que sucedan cosas nuevas. Se establece un status quo que hace que la vida se estanque, impidiéndonos avanzar.
La segunda, que se merman nuestras propias capacidades. Al igual que si dejamos de hacer ejercicio, nuestros músculos se atrofian, si dejamos de ponernos a prueba constantemente para salir de nuestra zona de confort, nuestras habilidades se duermen.
Por eso, necesitamos ejercitarlas continuamente. Necesitamos ponernos a prueba, rebasar nuestros límites. Salir de nuestra zona de confort.